sábado, 16 de agosto de 2014

LA INVASIÓN FRUSTRADA

Entre la maldad y crueldad de los seres extraterrestres que necesitan nuestros recursos naturales para sobrevivir en su planeta, se cierne una disyuntiva entre el método de ataque para acabar con la raza humana.
El ataque directo puede deteriorar gran parte de nuestros recursos que serían de gran utilidad para ellos, por ese motivo han elegido otro método de ataque mucho más sutil, eficaz y definitivo para terminar con nosotros: la creación de un virus del que no sea posible la creación de vacuna en el tiempo suficiente para que el ataque sea concluyente. Pero lo más terrorífico de dicho ataque es el modo de contagio del virus entre la población del planeta Tierra.
Tras valorar muchas alternativas decidieron crear un virus que se adhiriera al papel moneda; o sea, a los billetes que tan tranquilamente manejamos todos para efectuar nuestras transacciones. Siendo la manera de impregnarlos tal que el virus se reprodujera empleando el papel, por lo que por muchas manos que pasaran los billetes no perdiera eficacia la transmisión. Además habría que hacerlo de manera que visualmente y al tacto no se notase ninguna alteración en el papel moneda.
Tras hacerse pasar por humanos y contagiar un número significativo de billetes, las consecuencias empezaron a hacerse notables y la población empezó a enfermar en miles de personas. Los hospitales de prácticamente todos los países estaban abarrotados con enfermos del virus. Se declaró la alarma de más alto nivel y los científicos de todo el mundo dejaron sus tareas habituales para dedicarse a tiempo completo a la búsqueda de un remedio para el virus.
Los acontecimientos estaban desarrollándose del modo previsto por los extraterrestres, hasta que algo ocurrió que no estaba planificado por los seres del planeta invasor: el virus también les afectó a ellos. En un descuido de la impregnación de los billetes de papel moneda algunos de los alienígenas entraron en contacto con el virus. Aunque en principio no se advirtió de nada extraño, tardando más tiempo en hacer efecto que en los humanos, finalmente los extraterrestres que sufrieron esta circunstancia perecieron de manera fulminante.
El virus tenía la particularidad de no sobrevivir mucho tiempo en el agua ni en medios acuosos, por lo que el contagio solamente se producía a través del contacto con los billetes. Existiendo muchos extraterrestres infiltrados entre nosotros, el contagio para ellos supondría una cantidad de bajas que no estaban dispuestos a asumir, por lo que se vieron obligados a la propagación de un suero que curase los efectos de aquellos que no estaban ya en una fase avanzada. Emplearon el agua para introducir dicho suero en la población, ya que el suero sí era efectivo a través de ella.
De este modo en pocos días fueron desapareciendo los síntomas de las personas que habían enfermado, aunque se habían producido miles de muertes. Las autoridades sanitarias no se podían explicar lo sucedido. Ni la propagación del virus, ni la súbita desaparición del mismo. El efecto contagioso de los billetes tampoco funcionó como esperaban los invasores. Al cabo de diez días dejaron de ser contagiosos debido a una reacción del virus con nuestra atmósfera.

Así las cosas, el plan de invasión se vería pospuesto y habría que esperar a una nueva ocasión para llevarlo a cabo…

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