Entre la maldad y crueldad de los seres extraterrestres que
necesitan nuestros recursos naturales para sobrevivir en su planeta, se cierne
una disyuntiva entre el método de ataque para acabar con la raza humana.
El ataque directo puede deteriorar gran parte de nuestros
recursos que serían de gran utilidad para ellos, por ese motivo han elegido
otro método de ataque mucho más sutil, eficaz y definitivo para terminar con
nosotros: la creación de un virus del que no sea posible la creación de vacuna
en el tiempo suficiente para que el ataque sea concluyente. Pero lo más
terrorífico de dicho ataque es el modo de contagio del virus entre la población
del planeta Tierra.
Tras valorar muchas alternativas decidieron crear un virus
que se adhiriera al papel moneda; o sea, a los billetes que tan tranquilamente
manejamos todos para efectuar nuestras transacciones. Siendo la manera de
impregnarlos tal que el virus se reprodujera empleando el papel, por lo que por
muchas manos que pasaran los billetes no perdiera eficacia la transmisión.
Además habría que hacerlo de manera que visualmente y al tacto no se notase
ninguna alteración en el papel moneda.
Tras hacerse pasar por humanos y contagiar un número
significativo de billetes, las consecuencias empezaron a hacerse notables y la
población empezó a enfermar en miles de personas. Los hospitales de
prácticamente todos los países estaban abarrotados con enfermos del virus. Se
declaró la alarma de más alto nivel y los científicos de todo el mundo dejaron
sus tareas habituales para dedicarse a tiempo completo a la búsqueda de un
remedio para el virus.
Los acontecimientos estaban desarrollándose del modo
previsto por los extraterrestres, hasta que algo ocurrió que no estaba
planificado por los seres del planeta invasor: el virus también les afectó a
ellos. En un descuido de la impregnación de los billetes de papel moneda algunos
de los alienígenas entraron en contacto con el virus. Aunque en principio no se
advirtió de nada extraño, tardando más tiempo en hacer efecto que en los
humanos, finalmente los extraterrestres que sufrieron esta circunstancia
perecieron de manera fulminante.
El virus tenía la particularidad de no sobrevivir mucho
tiempo en el agua ni en medios acuosos, por lo que el contagio solamente se
producía a través del contacto con los billetes. Existiendo muchos
extraterrestres infiltrados entre nosotros, el contagio para ellos supondría
una cantidad de bajas que no estaban dispuestos a asumir, por lo que se vieron
obligados a la propagación de un suero que curase los efectos de aquellos que
no estaban ya en una fase avanzada. Emplearon el agua para introducir dicho
suero en la población, ya que el suero sí era efectivo a través de ella.
De este modo en pocos días fueron desapareciendo los
síntomas de las personas que habían enfermado, aunque se habían producido miles
de muertes. Las autoridades sanitarias no se podían explicar lo sucedido. Ni la
propagación del virus, ni la súbita desaparición del mismo. El efecto
contagioso de los billetes tampoco funcionó como esperaban los invasores. Al cabo
de diez días dejaron de ser contagiosos debido a una reacción del virus con
nuestra atmósfera.
Así las cosas, el plan de invasión se vería pospuesto y
habría que esperar a una nueva ocasión para llevarlo a cabo…
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