jueves, 16 de junio de 2016

POLEN ASESINO

Tener una planta en una maceta es algo bonito y decorativo. Hasta ahora.

Soy alérgico al polen en primavera. Miembros de mi familia también lo son. Algunos años la agresividad del polen nos produce malestares intensos, como: mucosidad elevada, tos, problemas respiratorios. Lo intentamos combatir con antihistamínicos, pero en los últimos años la eficacia de estos medicamentos está fallando.
El año pasado, en nuestra localidad fallecieron gran cantidad de ancianos por problemas respiratorios. Fallecieron en una proporción mucho más alta de lo habitual. Pero el problema llamó la atención de las autoridades cuando niños y adolescentes también fallecieron y gran número de ellos enfermó con los citados síntomas. Todo esto solo fue un aviso de lo que sucedería este año.
El equipo de alergólogos dirigido por el doctor Schulman, una eminencia en este campo, ha dado aviso de la existencia de un grupo de plantas que han desarrollado un comportamiento que se podría considerar como inteligente. Este comportamiento consiste en que dichas plantas están considerando al ser humano como un enemigo amenazador de su existencia. Como forma natural de repeler la aproximación del hombre han desarrollado una toxina, que, en contacto con la piel humana produce una reacción alérgica, que en casos extremos provoca la muerte. Aun así, el proceso de defensa pasa al ataque en el momento en el que el polen que generan para su reproducción va acompañado de otra toxina más agresiva que puede provocar el fallecimiento en el caso de alta ingestión.
La hecatombe está sucediendo este año. El polen no solo lo genera la planta original sino un grupo innumerable de ellas. No es posible eliminar todas las plantas que lo están produciendo. El número de muertes puede considerarse como una pandemia de magnitudes no conocidas. En todas las poblaciones del planeta se hacinan los cadáveres por las calles. Solo permanecemos vivos algunos que estamos con mascarillas, pero el fatal desenlace no tardará en llegar.

El polen no afecta a otras especies. Es el momento en el que el hombre desaparezca de la Tierra y otras especies menos lesivas tomen el mando del planeta. 

jueves, 12 de mayo de 2016

EL RENACIMIENTO

Vuelvo  a sentir la luz del sol y la brisa matutina. Oigo el canto de los pájaros y noto cómo los insectos zumban a mi alrededor. Creo que estoy vivo de nuevo. Estoy en medio de la naturaleza. Parece que me he reencarnado en otro ser humano. Tengo sensaciones fantásticas, noto como la luz alimenta mi espíritu y la humedad del amanecer reconforta mi cuerpo. Lo último que recuerdo es cómo me estaba muriendo postergado en una fría cama de hospital. No podía respirar porque mis pulmones habían sido víctimas de mi irrefrenable ansia por fumar. Me lo habían advertido muchos años atrás y no tuve la suficiente fuerza de voluntad para dejarlo. Cuando uno es joven y arrogante se cree que los consejos de los demás no sirven para nada. Pero ahora estoy bien, nunca me he sentido tan vivo. Disfruto de todo lo que tengo rodeándome. Me gustaría poder verme en un espejo, voy a caminar hasta encontrar algún lugar en el que poder hacerlo. ¡Oh, Dios mío! Algo raro está pasando, no puede desplazarme, no puedo tan siquiera dirigir la mirada hacia mis piernas para saber el motivo por el que no puedo moverlas. Estoy inmóvil, me siento bien, pero estoy inmóvil. El miedo está empezando a hacer mella en mi ánimo. Desearía gritar pero tampoco me sale la voz, noto como sudor frío, pero tampoco estoy seguro de que sea sudor, parece un líquido viscoso que rodea todo mi cuerpo. ¡Dios, mío, qué me ocurre! Creo que oigo voces acercándose. Son un hombre y una niña que van hablando entre ellos. Caramba, se dirigen hacia mi. Intentaré escuchar su conversación:

-         Papá, mira. Ha salido una planta nueva de tabaco.
-         Sí, hija, es muy pequeña aún. Pero tiene buen aspecto. Seguramente se transformará en una planta estupenda.
-         Seguro papá. Sigamos comprobando la plantación.


Estoy anonadado. Han hablado de mí como si fuera una planta. Estoy aquí, me he reencarnado, ¡estoy vivo! Solo necesito tiempo para moverme y para que me escuchen. Yo no puedo ser una planta, no puedo ser una planta...

jueves, 5 de noviembre de 2015

La fórmula


No hay nada peor a nivel personal que descubrir algo beneficioso para la humanidad. La información que has logrado después de años de estudio y ensayos, al principio te puede suponer una tremenda dosis de adrenalina y una alegría desmesurada, pero según va pasando el tiempo te das cuenta de que los ladrones de fórmulas, las mafias y otros grupos, se te van a echar encima para apoderarse de tu trabajo, empleando cualquier medio para ello.

Tu vida entra en peligro y toda la paz y satisfacción que tenías se convierte en pánico y terror ante la amenaza de los sin escrúpulos. Eso es precisamente lo que me pasó...


Verano de 2023. Siete años desde que terminé el doctorado en biología. No puedo dar más detalles por razones de seguridad. Por las casualidades de la vida, mientras seguía una línea de investigación sobre los efectos secundarios de cierto medicamento observo que se produce una reacción no esperada al mezclarse dicho medicamento con los restos de un tubo de ensayo que cogí por error. Tenía que depositar el medicamento en un tubo de ensayo limpio y cogí uno con un cultivo que un compañero mío había dejado en una bandeja compartida.


La mezcla se transformó en un líquido transparente como el agua, cuando ambas sustancias eran espesas y de tonos oscuros. Tampoco tenía olor alguno, cosa extraña porque el medicamento en estado puro era pestilente.


Sin saber por qué, mi mirada se dirigió hacia un ratón moribundo que teníamos en una jaula para pruebas médicas y, aprovechando mi soledad en el laboratorio deposité una gota del fluido en el comedero del animal. Después guardé el tubo de ensayo y me marché a casa.


Al volver al día siguiente mis compañeros rodeaban la jaula del animal. Pensé que había fallecido y que le estaban dedicando unos minutos. Lo hacíamos con los animales que más nos duraban y a los que cogíamos cariño. Los metíamos en una cajita con el nombre que les habíamos puesto y después los incinerábamos. Pero algo era diferente...


Cuando escuché el tono alegre y distendido de mis compañeros me di cuenta de que no estaban apenados por el fallecimiento sino que celebraban el buen aspecto del roedor que corría y saltaba como si nunca hubiera estado enfermo. Los comentarios iban todos dirigidos a lo imposible de que siguiera vivo y en tan buen estado. Con los compuestos que le habían puesto su muerte tendría que ser la única salida. Pero claro, ellos no sabían lo del compuesto que yo le proporcioné en su comedero.

Algo que me sorprendió adicionalmente es que con una dosis apenas inexistente de compuesto hubiera podido hacer que el milagro se produjera. Mi cabeza empezó a dar vueltas al asunto, pero no pude llegar a ninguna conclusión. Sobre todo porque había llegado al compuesto por puro azar.

En los días sucesivos estuve haciendo la mezcla con resultados exitosos. Para no levantar sospechas me llevé el compuesto a mi casa y lo probé con animales moribundos; incluso con un gato que encontré junto a una papelera por la calle. Estaba destrozado, viejo, con un ojo casi perdido. Al cabo de unas horas estaba pletórico. Era increíble.

Al cabo de unos días cometí un tremendo error: fue en una ausencia en el laboratorio en que fui a tomarme un café. Dejé mi cartera sobre una mesa en la que dejábamos objetos personales y al regresar me percaté de que asomaba uno de los papeles que había en el interior. Comprendí en seguida que alguien había estado ojeando los documentos en los que iba apuntado los resultados de mis experimentos. Palidecí. La competencia entre los investigadores era tal que algunos eran capaces de espiar los trabajos de los demás con el objeto de destacar o de apuntarse tantos con los jefes. Por fortuna no tenía apuntada en mis papeles la fórmula magistral.

Mis sospechas eran fundadas. Aunque pasó bastante tiempo desde el incidente, al cabo de unas semanas empecé a notar situaciones extrañas en mi vida. Tenía la impresión de que me seguían. Con burdos trucos que no sorprenderían a un colegial tuve la certeza de que mis correos electrónicos y mis teléfonos estaban siendo intervenidos. La confirmación total fue cuando un agente de un organismo internacional completamente interesado en comercializar mi producto se presentó en mi casa y me ofreció una ridícula cantidad de dinero por la fórmula. Me negué a dársela.

Tiempo después fueron otros los que me tentaron con ofertas similares, subiendo en dos casos la cifra astronómicamente. En ese momento sabía que me matarían si fuese necesario. Yo hacía tiempo que había destruido los papeles que contenían la fórmula y solo la conservaba en mi mente.

Cuando destrozaron mi casa varias veces haciendo registros e incluso me dieron una paliza por cuarta vez decidí que mi vida no era importante, y tan solo lo era difundir la información a los medios de comunicación de todo el mundo. Pero no podía hacerlo de manera inmediata porque todo me lo tenían controlado.

Mi plan para hacer pública la fórmula fue el siguiente: abriría un blog en Blogger y pondría un post con la fórmula. No lo publicaría en el momento sino que lo programaría para que saliese a Internet el día y la hora que quisiera. Tendría que enviar un correo electrónico a los principales medios de comunicación mundiales justo cinco minutos antes de que el post se publicara automáticamente. De ese modo la información sería pública, y no daría tiempo a pararlo a tiempo por parte de los interesados maliciosamente.

Fui a casa de un amigo con el pretexto de ser invitado por el mismo para celebrar su cumpleaños y le di una carta para que su mujer se la diera a una tercera persona. Esa tercera persona tendría que enviar los correos masivos con la dirección del blog cinco minutos antes de la publicación de la fórmula. Al ser personas de confianza no habría ningún problema. Además me preocupé de ir a muchas de las casas de mis amigos para que resultara más difícil a mis perseguidores dar con el rastro que buscaban.

Ahora el problema era buscar un lugar seguro para crear el blog, y programar el post. En la noche de Halloween fui a un centro comercial disfrazado con un traje que me había puesto en un restaurante del que me marché por la puerta trasera. Llevaba una tablet propia y me conecté al wifi de uno de los locales del centro comercial. Allí creé el blog y programé el post. En el momento de hacerlo quedé aterrado porque había un detalle que no había tenido en cuenta. El nombre del blog podría estar ocupado y por tanto la dirección que se iba a mandar en los correos no iba a funcionar. Pero, gracias a la divinidad el nombre del blog no estaba usado y todo salió bien. Todo sucedería tres meses después.

No sé si tendrá éxito a no, porque desde hace unas horas estoy enfermando vertiginosamente sin motivo aparente, y tengo la sensación de haber sido envenenado. Habrán pensado que nadie debe disfrutar del suero milagroso si ellos no pueden hacerse multimillonarios con él...

lunes, 17 de agosto de 2015

El discurso del Presidente


(En nuestro planeta la existencia de estaciones, se debe a una inclinación del eje de la Tierra que se produjo hace millones de años a causa, probablemente, de un fuerte impacto de meteorito. Debido a dicha circunstancia, la rotación de estaciones es posible en casi todos los puntos del planeta. De no existir la citada inclinación del eje tendríamos siempre la misma estación, siendo en muchos sitios siempre verano, en otros siempre invierno, etc.)

EL DISCURSO DEL PRESIDENTE

" Hago presencia ante ustedes, a través de todos los medios de comunicación existentes, y con la delegación de todos los gobiernos del planeta, para hacer un comunicado a la población mundial. Como saben, vivimos en un planeta al que hemos maltratado con bombas nucleares, con emisiones de productos nocivos para la atmósfera y con muchas otras formas contaminantes y agresivas. El planeta además, a causa de su propia naturaleza, también ha producido terremotos, tsunamis y otros fenómenos que han alterado su estabilidad. Algunos de estos fenómenos, tanto naturales como provocados, han afectado a la inclinación del eje terrestre, que, por fortuna, se ha autocorregido al punto anterior.

Sin embargo, el planeta tiene este poder autocorrector en un marco temporal que excede nuestra medida del tiempo, y estamos observando que se está produciendo una seria corrección del eje al punto inicial, es decir, a antes de que se produjera el impacto del meteorito que provocó la existencia de estaciones.

La consecuencia de este ajuste es la desaparición de las estaciones: primavera, verano, otoño e invierno, de forma rotativa. Cada lugar del planeta tendrá siempre la misma estación, siendo esta, cualquiera de las cuatro existentes. De este modo habrá lugares en los que siempre será primavera, en otros siempre verano, y lo mismo sucedería con las dos estaciones restantes. Esto implicará que las condiciones de vida meteorológicas serán siempre similares en un sitio y las cosechas serán abundantes en ciertos lugares y en otros ni siquiera existirán. Por no hablar de las desaparición de multitud de especies animales y de formas de vida vegetales.

Tendremos que reajustar las producciones de alimentos para que puedan ser redistribuidas a los lugares que van a quedar desabastecidos. También habrá que conseguir más energía para las poblaciones en las que será siempre invierno o tengan circunstancias que requieran más consumo.

La GRAN corrección del eje terrestre se producirá mucho más rápido de lo que suponíamos, por lo que tendremos que ponernos a trabajar de inmediato. Con motivo de esta crisis se ha formado un organismo internacional que se empleará a fondo para conseguir llevar a buen puerto todas las tareas que nos lleven a la estabilidad en los niveles que he mencionado.

Tenemos alrededor de quince años, que será el momento en el que el eje haya hecho la corrección completamente, para organizarnos...."

sábado, 16 de agosto de 2014

LA INVASIÓN FRUSTRADA

Entre la maldad y crueldad de los seres extraterrestres que necesitan nuestros recursos naturales para sobrevivir en su planeta, se cierne una disyuntiva entre el método de ataque para acabar con la raza humana.
El ataque directo puede deteriorar gran parte de nuestros recursos que serían de gran utilidad para ellos, por ese motivo han elegido otro método de ataque mucho más sutil, eficaz y definitivo para terminar con nosotros: la creación de un virus del que no sea posible la creación de vacuna en el tiempo suficiente para que el ataque sea concluyente. Pero lo más terrorífico de dicho ataque es el modo de contagio del virus entre la población del planeta Tierra.
Tras valorar muchas alternativas decidieron crear un virus que se adhiriera al papel moneda; o sea, a los billetes que tan tranquilamente manejamos todos para efectuar nuestras transacciones. Siendo la manera de impregnarlos tal que el virus se reprodujera empleando el papel, por lo que por muchas manos que pasaran los billetes no perdiera eficacia la transmisión. Además habría que hacerlo de manera que visualmente y al tacto no se notase ninguna alteración en el papel moneda.
Tras hacerse pasar por humanos y contagiar un número significativo de billetes, las consecuencias empezaron a hacerse notables y la población empezó a enfermar en miles de personas. Los hospitales de prácticamente todos los países estaban abarrotados con enfermos del virus. Se declaró la alarma de más alto nivel y los científicos de todo el mundo dejaron sus tareas habituales para dedicarse a tiempo completo a la búsqueda de un remedio para el virus.
Los acontecimientos estaban desarrollándose del modo previsto por los extraterrestres, hasta que algo ocurrió que no estaba planificado por los seres del planeta invasor: el virus también les afectó a ellos. En un descuido de la impregnación de los billetes de papel moneda algunos de los alienígenas entraron en contacto con el virus. Aunque en principio no se advirtió de nada extraño, tardando más tiempo en hacer efecto que en los humanos, finalmente los extraterrestres que sufrieron esta circunstancia perecieron de manera fulminante.
El virus tenía la particularidad de no sobrevivir mucho tiempo en el agua ni en medios acuosos, por lo que el contagio solamente se producía a través del contacto con los billetes. Existiendo muchos extraterrestres infiltrados entre nosotros, el contagio para ellos supondría una cantidad de bajas que no estaban dispuestos a asumir, por lo que se vieron obligados a la propagación de un suero que curase los efectos de aquellos que no estaban ya en una fase avanzada. Emplearon el agua para introducir dicho suero en la población, ya que el suero sí era efectivo a través de ella.
De este modo en pocos días fueron desapareciendo los síntomas de las personas que habían enfermado, aunque se habían producido miles de muertes. Las autoridades sanitarias no se podían explicar lo sucedido. Ni la propagación del virus, ni la súbita desaparición del mismo. El efecto contagioso de los billetes tampoco funcionó como esperaban los invasores. Al cabo de diez días dejaron de ser contagiosos debido a una reacción del virus con nuestra atmósfera.

Así las cosas, el plan de invasión se vería pospuesto y habría que esperar a una nueva ocasión para llevarlo a cabo…

jueves, 17 de julio de 2014

El objeto


Época ancestral. El ser humano empieza a cultivar la tierra para cosechar alimentos. Hasta no hace mucho sólo vive de la caza, pero algunas tribus han ido evolucionando hacia el cultivo, sin existir aún una especialización al respecto.

Nos situamos en un grupo de familias asentadas en las orillas de un río amplio, en un lugar en el que la vegetación es fructífera y generosa. Las casas son muy rudimentarias, construidas con barro y troncos sin estructuras sólidas. Cuando el mal tiempo o el invierno aparecen existe aún la alternativa de unas cuevas situadas a un kilómetro de allí; siendo habitual la destrucción de las viviendas por cualquier inclemencia extrema del tiempo. Por lo que volver a construirlas es más que habitual.

No está descartada la caza, existiendo partidas de hombres dedicados a la misma. Entre ellos está el líder de la comunidad, Atrax.

A veces hay suerte y otras vuelven con las manos vacías, pero no es tan traumático como cuando no existía la alternativa de las cosechas.

En una cacería, cuando el grupo de caza retornaba a su asentamiento, vieron, en la montaña que había cerca del poblado, un brillo inusual. Al principio no se asustaron porque la incidencia del sol sobre algunos tipos de roca o sobre animales muertos podía  producir brillos, pero estando ya muy próximos al poblado observaban que aquello era más intenso de lo que al principio parecía. Llegando al asentamiento observaron que aquello estaba en la parte superior de la montaña, por encima de las cuevas en las que se refugiaban cuando el tiempo les obligaba a recluirse. Dejaron la caza obtenida en el poblado y, tras recuperar fuerzas se organizó una partida para subir a ver qué era aquello que tanto brillaba.

De este modo llegó el atardecer y el miedo penetró en lo más profundo de aquellos hombres y mujeres cuando contemplaron que, ya apenas en la oscuridad el objeto desconocido emitía luz propia. Era una luz potente y blanca que iluminaba la montaña por la ladera que daba al poblado. Incluso el río estaba iluminado por aquella luz. Sentados en el exterior de sus cabañas podían verse unos a los otros como cuando había luna llena, en los días que esta aparecía con su mayor tamaño.

El grupo de partida inició el ascenso nada más amanecer. Lo constituían cuatro hombres, uno de ellos el jefe de la comunidad. Iban con las rústicas lanzas de madera con punta de piedra. Al estar próximos al objeto se percataron de que era más grande de lo que parecía desde lejos, y lo que más les sorprendió fue su forma tubular metálica. La superficie era lisa y en ese momento no emitía luz. Parecía que se había apagado al llegar ellos a su altura, porque minutos antes pudieron encontrarlo gracias a su brillo.

Estaban desconcertados porque nunca habían visto nada parecido. Permanecieron largo rato acercándose y separándose según el valor o el miedo iba haciendo mella en ellos. Finalmente Atrax tocó la superficie del objeto. Estaba frío, como un témpano de hielo. Instantes después, sin saber de donde había surgido apareció un hueco rectangular en la superficie del objeto. Ellos, de un modo que no se podía explicar entendieron que era una invitación a pasar dentro del objeto. Temblorosos y sudorosos, tras titubear y discutir entre ellos terminaron por entrar en el objeto.

 

Tras varios meses, en el poblado ya habían aceptado la desaparición de los cuatro expedicionarios que habían subido a la montaña para inspeccionar aquel objeto brillante. Había sido nombrado un nuevo jefe y se habían celebrado los funerales pensando en que alguna desgracia se había llevado por delante a sus congéneres.

 

Casi un año después aparecieron cuatro seres con unas indumentarias blancas ceñidas al cuerpo, la cabeza rapada y unos maletines que llevaban en unas manos enguantadas. El miedo se apoderó de los habitantes del poblado hasta que reconocieron en aquellos seres impolutos a sus compañeros desaparecidos. Traían mucha información acerca de cómo mejorar sus condiciones de vida en todos los aspectos: desde qué sembrar y cuando recolectarlo hasta soluciones sanitarias basadas sobre todo en plantas del lugar. En unos meses se dio un salto evolutivo mayor que el ocurrido en más de mil años atrás...

sábado, 28 de diciembre de 2013

La aldea de los caníbales

Doy gracias a Dios por poder escribir este relato. Y lo puedo escribir porque he sobrevivido a unos acontecimientos de lo  más horrible. Yo he sido siempre un hombre emprendedor, me ha gustado viajar por lugares insólitos y adentrarme en lo más oscuro e inhóspito de nuestro planeta. Nunca le había tenido miedo a nada hasta que hice mi último viaje. No voy a decir el lugar ni voy a hacer referencia alguna  a su entorno porque no quisiera que por mis indicaciones alguien se adentrara en aquella selva y matara a unos hombres que en el fondo son de lo más puro que haya podido existir nunca en ninguna civilización. También me he considerado un hombre viril, y parte de lo que me ha ocurrido tiene que ver con esto.
Sin más preámbulo los hechos sucedieron del siguiente modo:
Como suelo hacer en mis viajes voy en avión hasta el lugar más cercano a mi destino. Tal y como he mencionado antes no voy a dar detalles de ningún tipo relacionados con este asunto. El caso es que llegué al pequeño aeropuerto y allí me esperaba un hombre con un vehículo  cuatro por cuatro que había contratado previamente. Aunque él me insistió en acompañarme yo rechacé su oferta y preferí viajar solo, tal y como siempre he hecho. Me proporcionó una especie de mapa hecho a mano sobre una zona que prácticamente nadie había visitado y me deseó suerte. Tuve que darle una fuerte suma de dinero como fianza del vehículo, porque el tipo tenía en mente que no lo volvería a ver jamás.
Con el depósito lleno de gasolina y unas cuantas garrafas de relleno para el camino emprendí la ruta de ciento treinta y seis kilómetros que me separaban del ansiado destino. Un camino tortuoso pero gratificante, debido a la riqueza vegetal y animal existente en aquella selva. De este modo llegué con el vehículo hasta quince kilómetros de mi destino, momento en el que el acceso motorizado se volvió imposible y me vi obligado a realizar a pie el resto del trayecto.
La referencia que tenía del poblado buscado era de un nativo que había sido capturado por unos cazadores furtivos, que le interrogaron y le sacaron información. Entre los furtivos había nativos de tribus cercanas, que no mantenían relaciones con ellos pero que de una manera primitiva podían entenderse a base de una mezcla de gestos y sonidos guturales. Aquellos furtivos cometieron un tremendo error con el nativo, le dieron de comer carne de cerdo y le dijeron que su extraordinario sabor residía en que el animal antes de ser sacrificado había sido capado. El cerebro del nativo retuvo la información.
Cuando se disponían a hacer el viaje de regreso, el nativo desapareció soltándose de un modo magistral de las cuerdas que le habían puesto. No volvieron a verlo.
Uno de estos furtivos, cuando estaba borracho en una cantina lejana del lugar le contó esta historia a alguien que posteriormente me la contó a mí. Además, como no tenía dinero para pagar la consumisión le entregó un plano del lugar en el que se encontraba la aldea. Ese es el plano que el guía me ha proporcionado a mi llegaba al aeropuerto.
Llegué a la población abiertamente diciendo el nombre del nativo que había sido raptado y mostrando unos obsequios para el líder de la tribu. Los pequeños hombres me rodearon y me hicieron gestos para indicarme el lugar de su líder. Allí estaba sentado sobre una especie de piel que al principio me pareció semitransparente y como de color marrón oscuro, unida entre si por muchos trozos pequeños, aunque no me percaté entonces, se trataba de piel humana. También me llamó la atención la gran cantidad de calaveras y de huesos que había por todas partes a modo de adornos.
Hice una reverencia al jefe y le entregué los presentes que había llevado dejándoselos a sus pies. Me miró con cara de sorpresa y luego lanzó una desgarradora carcajada que me dejó helado. Parecía que su voz riéndose salía de ultratumba. Más tarde hizo una mueca con la boca y entre dos hombres me llevaron a una choza y me ataron de pies y manos dejando mi vista libre a un orificio que tenía la propia choza, y desde el que se veía una explanada con una piedra hueca a modo de gran olla.
Permanecí así varias horas, quedándome dormido a ratos hasta que de repente se formó un jolgorio en el exterior y pude ver cómo decenas de hombres de la aldea portaban a otro hombre, parecido a ellos, aunque algo mayor de tamaño y lo ponían sobre una tabla junto a la olla de piedra. El hombre chillaba como un animal porque sabía que su final estaba cerca. Pero lo más terrible fue ver cómo era castrado antes de ser introducido en la olla. Fue terrible. En ese momento no caí en la cuenta, pero al cabo de unos segundos recordé al nativo secuestrado al que le ofrecieron cerdo capado. ¡Habían aprendido que al castrar a sus víctimas el sabor de la carne era mejor! Dios Santo, el siguiente en ser devorado por aquellos caníbales, y por supuesto, castrado previamente, iba a ser yo.
Observé el terrible espectáculo hasta que el menú fue terminado.  Más tarde se marcharon, probablemente hasta la próxima comida en la que yo sería el plato principal. En ese momento supe que moriría y que momentos antes, estando aún vivo sería castrado, lo cual me aterrorizaba aún más que si me mataran directamente. Ante esta expectativa de terror me desmayé.

Llegó la noche y alguien me despertó tocándome la cara. Abrí los ojos y pude ver al guía del aeropuerto vestido como los nativos de la aldea. Me soltó y a oscuras me llevó fuera de la aldea. Allí en una especie de poni me llevó hasta donde estaba el vehículo. Nos marchamos hacia el aeropuerto. En una especie de pequeño hotel  permanecí dormido durante tres días enteros. Al despertar, el guía me contó que otros antes que yo habían intentado visitar la aldea de los caníbales y habían sido devorados. Pero en estos momentos, él estaba necesitado de dinero y pensó que si me rescataba podría ofrecerle la importante suma que necesitaba. No se equivocó. Por el hecho de haberme salvado la vida le habría pagado esa suma multiplicada por diez, cosa que por supuesto no le dije…